Con lo bien que le pego… ¡y no hago pocas!

Con lo bien que le pego… ¡y no hago pocas!

O por qué pegarle bien no significa que sepas jugar al golf

“Con lo bien que le pego a la bola… ¿cómo es posible que no haga mejor resultado?”

En este blog, Golf y mente, buscamos precisamente ese punto de inflexión: el momento en que descubres que pegarle bien a la bola no es el final del camino, sino el principio del verdadero juego interior. Un camino que te lleva, paso a paso, desde la inconsciencia hasta la maestría sin esfuerzo: la competencia inconsciente.

Y lo sé porque lo he vivido. Durante semanas, iba a clase y le pegaba a la bola fenomenal. El profesor me decía: “Mándala al 150” y ¡zas!, al 150. “Ahora al 100”, y ahí iba, directa. Todo salía perfecto en el campo de prácticas. Pero luego salía al campo real… y no había manera. Los resultados no llegaban. Me sentía desconcertado. ¿Cómo podía pegarle tan bien y no conseguir resultados?

Esa fue mi puerta de entrada a este viaje: entender que el golf no se juega solo con el swing, sino con la mente, el corazón y la conciencia.

El ego del buen golpe: una trampa silenciosa

Cuando empiezas en el golf, sueñas con pegarle como los pros. Y un día, tras muchas horas y bolas, lo consigues: le pegas fuerte, limpio, incluso con efecto si lo necesitas. Pero entonces, sales a jugar torneos… y no haces pocas. Y eso desconcierta y desmoraliza. Incluso, como dice el dicho: mata la afición.

La respuesta está en los cuatro estadios del aprendizaje, una guía no solo técnica, sino también psicológica. Porque saber pegarle no es saber jugar.


1. Incompetencia inconsciente

No sabes jugar… y ni siquiera te das cuenta. Golpeas sin plan, sin mente, sin intención. Juegas desde la ignorancia cómoda del principiante, donde el ego aún no ha sido puesto a prueba.

🎯 Ejemplo: Tomas un driver en un hoyo estrecho sin pensar en la estrategia. Aunque haces contacto sólido, terminas en los árboles. No sabes leer el campo, pero te enfocas solo en si la bola vuela bien.

🧠 Neurociencia: El cerebro opera desde la corteza motora primaria sin un mapa mental claro. El sistema dopaminérgico refuerza el golpe 'bonito', aunque no haya estrategia. Predomina la impulsividad y la ilusión de control.

2. Incompetencia consciente

Descubres que no sabes jugar de verdad. El swing está, pero el juego no fluye. Te saboteas con la cabeza, te aceleras, repites errores. Aquí nace la conciencia, y con ella, la frustración.

🎯 Ejemplo: Sabes que debes hacer un lay-up en un par 5, pero el ego te empuja a intentar llegar al green de dos. Te sale mal, y te castigas mentalmente durante tres hoyos más.

🧠 Neurociencia: Entra en juego el córtex prefrontal dorsolateral. La conciencia de error activa la amígdala, generando ansiedad. Aumenta el esfuerzo mental porque aún no hay automatización eficiente.

3. Competencia consciente

Juegas desde la atención plena. Piensas, preparas, visualizas, respiras. El golf se vuelve decisión y presencia. El riesgo es sobrepensar, pero ya no hay vuelta atrás.

🎯 Ejemplo: Miras el viento, eliges el palo con intención, haces tu rutina pre-golpe y ejecutas con foco. Aún necesitas esfuerzo constante para mantener ese estado.

🧠 Neurociencia: Se activa la red ejecutiva: córtex prefrontal, cerebelo y memoria espacial. La respiración y la visualización ayudan a mantener el foco ante presión.

4. Competencia inconsciente

Entras en la zona. Juegas sin pensar. No es suerte: es el fruto de haber entrenado la mente. Aquí se hacen pocas sin forzarlas, porque no cargas con el resultado.

🎯 Ejemplo: En un torneo, haces tu mejor vuelta sin darte cuenta. No piensas en el swing ni en el score. Solo estás presente.

🧠 Neurociencia: El cerebro entra en estado de flujo: se reducen las ondas beta y aumentan alfa y theta. Actúas desde la memoria implícita con eficiencia máxima.


Conclusión: pegarle bien es solo el principio

Si estás en ese punto en el que le pegas de maravilla… pero no haces resultado, enhorabuena. Estás a punto de empezar a jugar de verdad.

Porque el swing es el principio. Pero el golf real empieza cuando sabes sostenerte mentalmente tras un bogey, cuando no fuerzas, cuando juegas desde la conciencia y no desde el ego.

Y si este recorrido te resulta familiar, es porque en Golf y mente exploramos justamente eso: cómo entrenar el cuerpo para liberar la mente, y cómo cultivar una conciencia que no interfiera, sino que sostenga.

Cada artículo está pensado para ayudarte a cruzar ese umbral: del control al fluir. Del esfuerzo a la sabiduría interna. Del golpe a la jugada. Del swing… al juego mental completo.

“Con lo bien que le pego… ¿cómo no hago púcas?”

Respira. Mírate hacia dentro. Ahí está la respuesta.

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